La diferencia invisible entre lanzar un proyecto y hacerlo despegar

Emprender un proyecto nunca ha sido sencillo, pero hoy existe una variable que condiciona el resultado desde el primer día y que rara vez se dice en voz alta: no es lo mismo emprender, siendo conocido que hacerlo desde el anonimato. En la era digital, donde la atención es un activo escaso y la confianza se construye (o se hereda) antes incluso de lanzar un producto, el marketing juega un papel decisivo. No solo como herramienta de promoción, sino como motor de visibilidad, percepción y credibilidad. Aunque nos guste pensar que todos competimos en igualdad de condiciones, la realidad es otra. Algunas personas inician su proyecto con una comunidad previa, una marca personal consolidada o un reconocimiento profesional que facilita el camino. Otras parten completamente desde cero. Esto no habla de talento ni de mérito, sino de posicionamiento previo. Y ese posicionamiento, le guste o no al emprendedor, es marketing. Emprender siendo desconocido: cuando el marketing es una cuestión de supervivencia Cuando nadie te conoce, el principal reto no es vender, sino existir. Antes de que alguien confíe en tu producto, necesita confiar en ti. Debes enfrentarte a diferentes desafíos: a la falta de reconocimiento inicial, un mayor esfuerzo a la hora de generar credibilidad, a un coste más alto de captación de clientes y a unos resultados más lentos. Cuando se habla de emprendimiento, rara vez se menciona el coste emocional y estratégico de no ser conocido. No solo se invierte dinero, sino tiempo, energía y paciencia. Emprender desde cero implica aceptar que los primeros contenidos apenas tendrán alcance, los primeros lanzamientos pasarán desapercibidos y que la validación llegará más tarde.Este desgaste no suele aparecer en métricas, pero influye directamente en la toma de decisiones y en la constancia. Aquí, el marketing no solo sirve para vender, sino para mantener vivo el proyecto. En este escenario, el marketing cumple una función estratégica: El crecimiento suele ser progresivo, pero también más estable a largo plazo. Emprender un proyecto siendo conocido: cuando el marketing amplifica Cuando una persona conocida lanza un proyecto, el contexto cambia. Existe una audiencia previa, una expectativa y, sobre todo, una confianza inicial que reduce muchas barreras. Esas personas cuentan con ventajas, sus lanzamientos tienen tracción inmediata, mayor decisión a la hora de la compra, un mejor alcance orgánico y una temprana validación del producto o servicio. En este caso, el marketing se centra más en: No se parte de cero, se parte de una relación ya creada. Hoy compramos marcas, pero también compramos personas. La marca personal no sustituye al producto, pero acelera la confianza. La percepción de autoridad, cercanía o experiencia se construye mucho antes del momento de compra. Y esa percepción es uno de los grandes activos del marketing moderno. El error de pensar que solo importa el producto Uno de los discursos más repetidos a la hora de emprender un proyecto es que un buen producto “se vende solo”. Sin embargo, la realidad demuestra que sin visibilidad no hay oportunidad de demostrar calidad. El marketing no maquilla productos mediocres; lo que hace es poner en contacto una solución con quien la necesita. La diferencia entre un proyecto que despega y uno que se queda estancado suele estar en la capacidad de comunicar y posicionarse. No todos los emprendimientos compiten en igualdad de condiciones, y asumirlo no es excusa, es estrategia. Por otro lado, desde fuera puede parecer que emprender con visibilidad es sencillo. Sin embargo, la exposición también genera presión. Cuando una persona conocida lanza un proyecto, las expectativas son más altas y el margen de error es menor. Cualquier fallo se amplifica, cualquier crítica se viraliza y cualquier incoherencia afecta a la marca personal. En estos casos, el marketing debe ser especialmente cuidadoso, porque no solo protege al negocio, sino también a la reputación del fundador. Uno de los discursos más repetidos en el emprendimiento es que un buen producto “se vende solo”. Sin embargo, la realidad demuestra que sin visibilidad no hay oportunidad de demostrar calidad. El marketing no maquilla productos mediocres; lo que hace es poner en contacto una solución con quien la necesita. La diferencia entre un proyecto que despega y uno que se queda estancado suele estar en la capacidad de comunicar y posicionarse. No todos los emprendimientos compiten en igualdad de condiciones, y asumirlo no es excusa, es estrategia. Por otro lado, desde fuera puede parecer que emprender con visibilidad es sencillo. Sin embargo, la exposición también genera presión. Cuando una persona conocida lanza un proyecto, las expectativas son más altas y el margen de error es menor. Cualquier fallo se amplifica, cualquier crítica se viraliza y cualquier incoherencia afecta a la marca personal. En estos casos, el marketing debe ser especialmente cuidadoso, porque no solo protege al negocio, sino también a la reputación del fundador. Cuando la visibilidad llega después (y lo cambia todo) Muchos proyectos comienzan en silencio y, con el tiempo, alcanzan visibilidad. Este momento suele ser crítico, porque obliga a profesionalizar procesos, mensajes y estructura. El marketing pasa de ser táctico a estratégico: Saber gestionar este punto de inflexión marca la diferencia entre escalar o estancarse. Emprender un proyecto no es solo crear, es saber sostener Hablar de emprendimiento sin hablar de visibilidad es quedarse a medias. El producto abre la puerta al crecimiento, pero la visibilidad decide si alguien se acerca a tocarla. La diferencia entre emprender siendo conocido o desconocido no define el talento ni el potencial, pero sí condiciona el camino, ya que una de las grandes diferencias entre ambos escenarios es la relación con el tiempo.  El emprendedor desconocido construye a largo plazo, mientras que el conocido suele crecer más rápido… al menos al principio. Aun así, en ambos casos, el marketing es la herramienta que permite avanzar con criterio. El marketing no elimina las diferencias de partida, pero permite gestionarlas con inteligencia. Porque emprender hoy no es solo crear algo bueno, sino saber sostenerlo en el tiempo.

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Premios Ídolo y la cultura digital, un antes y un después

Los Premios Ídolo se celebraron por primera vez hace tres años, este 11 de diciembre de 2025 vuelven a celebrarse en Madrid. Muchos pensaron que serían “otro evento más” dentro del universo de las redes sociales. Pero el tiempo ha demostrado que fueron mucho más que una gala: se convirtieron en un punto de inflexión en la forma en que se mira, reconoce y valora a los creadores de contenido, esto es, los premios ídolo y la cultura digital han marcado un antes y un después en España. Durante años, la figura del influencer vivía en una especie de limbo cultural. Eran omnipresentes en redes, generaban conversación, vendían miles de productos, pero aun así existía la sensación de que su trabajo no era “real”, ni “serio”, ni merecedor de reconocimiento formal. Los Premios Ídolo irrumpieron precisamente para romper ese prejuicio. Impulsados por Dulceida, una de las creadoras más influyentes, y por The Music Republic, en sus inicios. Esta gala no solo ha puesto el foco en los creadores de contenido, sino que ha legitimado un sector que mueve audiencias masivas, transforma comportamientos y define buena parte del imaginario colectivo digital. Hasta ese momento, los creadores eran reconocidos por sus seguidores, comentados por los medios y deseados por las marcas, pero no existía un espacio formal donde se celebrara su aportación cultural. Lo relevante de los Premios Ídolo no es solo quién gana, sino lo que representan: un reflejo de cómo ha evolucionado la sociedad digital. Las categorías que cuentan una historia Cada categoría revela una tendencia cultural: Las categorías de Lifestyle y Moda actúan como un termómetro de la sensibilidad estética contemporánea, revelando cómo evolucionan las preferencias visuales y los códigos estilísticos de una generación profundamente marcada por lo digital. Las áreas de Divulgación y Educación evidencian un cambio significativo en el consumo de contenidos: cada vez existe una mayor demanda de información rigurosa, contenido práctico y conocimiento accesible que permita aprender de manera ágil y cercana. La categoría de Entretenimiento funciona como reflejo directo de las narrativas y formas de humor que predominan en la cultura actual, mostrando qué tonos, lenguajes y formatos conectan realmente con las audiencias. Por su parte, Impacto Social pone de manifiesto que la comunidad valora, más que nunca, la responsabilidad, la conciencia colectiva y el compromiso ético detrás de quienes crean contenido, destacando la importancia de los mensajes que trascienden la pantalla. Esto demuestra que el mundo digital ya no es monolítico: es un universo con microculturas, nichos profundos y lenguajes propios. Los premios no solo celebran el presente: retratan hacia dónde vamos digitalmente. ¿Qué significan los Premios Ídolo hoy? Los Premios Ídolo reflejan cómo nos comunicamos, cómo consumimos y cómo nos relacionamos digitalmente como sociedad. Tres cosas: 1. Madurez del sector Los creadores ya no son “chavales con un móvil”. Son comunicadores, emprendedores y marcas personales completas. Ya no se duda del creador como profesional. Está integrado en el sistema cultural y mediático. 2. Profesionalización Ídolo les da un marco serio, estable, y con criterios claros para medir su impacto. 3. Tendencia cultural Lo que se premia hoy será lo que consumiremos —y comentaremos— mañana. ¿Por qué un premio como los Premios Ídolo importa tanto a las marcas? Los Premios Ídolo son importantes para las marcas porque actúan como un sello de credibilidad en un sector saturado de creadores. Un galardón aporta algo que las métricas no siempre reflejan: calidad, profesionalidad y capacidad real de conectar con una comunidad. Cuando un creador gana un Ídolo, las marcas lo perciben como una apuesta más segura, ya que el premio valida su trayectoria y reduce el riesgo en futuras colaboraciones. Además, la visibilidad que obtiene un creador tras la gala —mayor exposición mediática, crecimiento de audiencia y aumento del alcance— beneficia directamente a cualquier marca que se asocie con él. Los premios también funcionan como guía en un ecosistema digital complejo, ayudando a las marcas a identificar tendencias, estilos y perfiles relevantes. A nivel de reputación, trabajar con un creador premiado eleva la percepción de la propia marca, transmitiendo profesionalidad y confianza. Y como estos creadores suelen tener procesos más maduros y sólidos, las campañas suelen ser más eficientes y con mejores resultados. En conjunto, los Premios Ídolo permiten a las marcas reconocer talento fiable, entender mejor el panorama digital y elegir colaboradores con impacto real, convirtiéndose en una herramienta estratégica para tomar decisiones más informadas y construir campañas con sentido. ¿Qué mide realmente un premio a un influencer? La edición 2025 de los Premios Ídolo cuenta con un jurado formado por referentes del marketing digital, la música, el lujo y la gestión de creadores de contenido. Entre sus miembros aparecen perfiles como responsables de PR e Influencer Marketing de grandes compañías (LVMH, Omnicom PR Group, Warner Music), directores de agencias especializadas en campañas con creadores (H2H, InHouse, Primetag) y directivos del ámbito creativo y estratégico. De este modo, los Premios Ídolo refuerzan su posición como el reconocimiento más serio y consolidado del ecosistema influencer en España. Un premio así analiza la capacidad de un creador para influir de verdad, no solo para entretener. Mide cómo construye una narrativa coherente, qué huella deja en su audiencia y cómo utiliza su plataforma para generar conversación. Valora el tipo de vínculo que ha construido: si su comunidad confía en él, si su comunicación es honesta y si ha sabido sostener esa relación más allá de las estadísticas. En un mundo donde las cifras pueden manipularse y donde el engagement puede inflarse artificialmente, el análisis cualitativo es lo que diferencia a un creador excepcional de uno simplemente visible. No celebra la fama, celebra la influencia. Reconoce a quienes han conseguido transformar su presencia en redes en un espacio con voz propia, impacto real y capacidad para conectar con miles de personas de forma genuina.  La cultura digital no es futuro, es presente. Son un espejo de cómo ha cambiado la comunicación en la última década, y de quiénes son las nuevas voces que dan forma a lo

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Aitana gira

El papel del Banco Santander y Aitana en la estrategia de fidelización

¿Qué pueden tener en común un banco y una estrella del pop?  Pues mucho más de lo que parece. Imagina ser fan de una artista muy top tanto a nivel nacional como internacional. La cual consigue que las entradas para sus conciertos vuelen en cuestión de minutos. Pero tú, por tener una tarjeta del Banco Santander, puedes comprarlas antes que nadie. Y el detalle más potente de la campaña es que si encima tienes la tarjeta Aitana aún cuentas con más prioridad, un círculo exclusivo.  ¿Qué significa esto? Pues que Banco Santander ha entendido que la fidelización ya no se logra con descuentos, si no con experiencias que dan esa emoción con sensación de exclusividad. Su colaboración con Aitana Ocaña, no es solo una campaña, es pura estrategia de posicionamiento emocional. El mercado financiero busca conectar con la Generación Z, y ellos han dado en el clavo. Porque ahora Santander vende momentos y eso vale oro, poder acceder antes que nadie a ver a tu artista favorita. Este cambio refleja el paso del marketing de producto al marketing de emociones. Aitana Ocaña la elegida La elección del Banco Santander y Aitana no es casual. Ella abarca millones de seguidores. Sus canciones superan cientos de millones de reproducciones en Spotify y YouTube. Ha hecho colaboraciones con artistas globales, trabaja con Yves Saint Laurent Beauty, Fendi, Tiffany &Co., Iberia, etc. Su personalidad representa frescura, autenticidad y un modelo aspiracional con el que gran parte del público joven se identifica y conecta con ella. Y no tan joven, lo dice una gran fan de Aitana que ha vivido muchos conciertos y sabe el público que atrae en ellos. Desde el punto de vista del marketing experiencial, no cabe duda que es un movimiento muy inteligente, la gente teme perder su entrada, teme que todos los demás privilegiados arrasen antes que ellos con las entradas y quedarse sin ella. Por ellos, necesita ese sentimiento de pertenencia que les genera tranquilidad, ahí es donde el marketing deja de vender productos para vender vínculos y emociones.  ¿Qué gana la artista al asociarse con una entidad financiera tradicional? Esto no se trata de una simple colaboración comercial del Banco Santender y Aitana. Una marca de larga trayectoria y alcance internacional le aporta credibilidad y prestigio. Pocas artistas jóvenes logran vincularse con una entidad financiera, y eso la proyecta con gran madurez profesional. Demuestra que su figura tiene suficiente peso y confianza como para asociarse con instituciones de alto prestigio. Y para el banco, Aitana representa juventud, frescura y cercanía: valores que equilibran su carácter formal. Por otro lado, le beneficia con la ampliación de su público objetivo, partiendo de la base de que su comunidad es joven, asociarse con un banco le sirve para llegar a audiencias mayores, familias y profesionales. ¿Es justo ofrecer prioridad en entradas solo a clientes del banco?¿O forma parte del valor añadido que define una marca premium? Está claro que desde el punto de vista del marketing, esta estrategia tiene lógica, premian la fidelidad del cliente y generan exclusividad, y también es una clara captación de clientes. Aún así no todo el mundo lo percibe como algo justo, se puede fusionar el hablar de exclusividad con la exclusión. Hay fans que no disponen de las mismas oportunidades, ya que al haber límite del número de entradas que se pueden comprar, no pueden colocarse junto a sus acompañantes. En mi opinión y teniendo en cuenta todas las partes, que el acceso a una experiencia emocional, como ver a tu artista favorita, dependa de una condición bancaria hace que el marketing se tope con un límite para algunos y algunas.  Bajo mi punto de vista deberíamos poder elegir libremente nuestro banco sin que eso condicione nuestra oportunidad de disfrutar de un concierto. Entiendo la estrategia desde la lógica de marca, pero creo que hay que encontrar un equilibrio para no perjudicar a la propia comunidad de seguidores, porque hasta que punto es correcto usar la pasión de los fans como herramienta de segmentación comercial. Hay formas de ofrecer ventajas sin excluir, con sorteos o beneficios graduales que no limiten la compra de entradas al resto. La música es un espacio que nos conecta y emociona, el marketing debería mantener esa conexión tan bonita. También os digo, Banco Santander está consiguiendo su objetivo porque a una fanática como yo, ya le ha hecho conseguir su tarjeta prepago Santander de Aitana, y eso lo ha logrado la estrella del pop Aitana Ocaña, así que muy buena estrategia, esta entidad financiera sabe donde poner el foco. En definitiva, la fidelización no se compra con intereses, sino con interés genuino. Banco Santander y Aitana nos muestra que la música puede ser un canal muy poderoso y una campaña publicitaria excepcional, lo que recordamos no son los números, sino lo que nos hizo sentir.

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