Emprender un proyecto nunca ha sido sencillo, pero hoy existe una variable que condiciona el resultado desde el primer día y que rara vez se dice en voz alta: no es lo mismo emprender, siendo conocido que hacerlo desde el anonimato.
En la era digital, donde la atención es un activo escaso y la confianza se construye (o se hereda) antes incluso de lanzar un producto, el marketing juega un papel decisivo. No solo como herramienta de promoción, sino como motor de visibilidad, percepción y credibilidad.
Aunque nos guste pensar que todos competimos en igualdad de condiciones, la realidad es otra. Algunas personas inician su proyecto con una comunidad previa, una marca personal consolidada o un reconocimiento profesional que facilita el camino. Otras parten completamente desde cero.
Esto no habla de talento ni de mérito, sino de posicionamiento previo. Y ese posicionamiento, le guste o no al emprendedor, es marketing.
Emprender siendo desconocido: cuando el marketing es una cuestión de supervivencia
Cuando nadie te conoce, el principal reto no es vender, sino existir. Antes de que alguien confíe en tu producto, necesita confiar en ti. Debes enfrentarte a diferentes desafíos: a la falta de reconocimiento inicial, un mayor esfuerzo a la hora de generar credibilidad, a un coste más alto de captación de clientes y a unos resultados más lentos.
Cuando se habla de emprendimiento, rara vez se menciona el coste emocional y estratégico de no ser conocido. No solo se invierte dinero, sino tiempo, energía y paciencia.
Emprender desde cero implica aceptar que los primeros contenidos apenas tendrán alcance, los primeros lanzamientos pasarán desapercibidos y que la validación llegará más tarde.
Este desgaste no suele aparecer en métricas, pero influye directamente en la toma de decisiones y en la constancia. Aquí, el marketing no solo sirve para vender, sino para mantener vivo el proyecto.
En este escenario, el marketing cumple una función estratégica:
- Contenido de valor que demuestra conocimiento
- Branding coherente y profesional
- SEO para generar visibilidad sostenida
- Email marketing para crear relación
- Redes sociales enfocadas en aportar, no solo vender
El crecimiento suele ser progresivo, pero también más estable a largo plazo.
Emprender un proyecto siendo conocido: cuando el marketing amplifica
Cuando una persona conocida lanza un proyecto, el contexto cambia. Existe una audiencia previa, una expectativa y, sobre todo, una confianza inicial que reduce muchas barreras. Esas personas cuentan con ventajas, sus lanzamientos tienen tracción inmediata, mayor decisión a la hora de la compra, un mejor alcance orgánico y una temprana validación del producto o servicio.
En este caso, el marketing se centra más en:
- Storytelling
- Activación de comunidad
- Construcción de narrativa
- Experiencia de marca
No se parte de cero, se parte de una relación ya creada. Hoy compramos marcas, pero también compramos personas. La marca personal no sustituye al producto, pero acelera la confianza. La percepción de autoridad, cercanía o experiencia se construye mucho antes del momento de compra. Y esa percepción es uno de los grandes activos del marketing moderno.
El error de pensar que solo importa el producto
Uno de los discursos más repetidos a la hora de emprender un proyecto es que un buen producto “se vende solo”. Sin embargo, la realidad demuestra que sin visibilidad no hay oportunidad de demostrar calidad.
El marketing no maquilla productos mediocres; lo que hace es poner en contacto una solución con quien la necesita. La diferencia entre un proyecto que despega y uno que se queda estancado suele estar en la capacidad de comunicar y posicionarse.

No todos los emprendimientos compiten en igualdad de condiciones, y asumirlo no es excusa, es estrategia.
Por otro lado, desde fuera puede parecer que emprender con visibilidad es sencillo. Sin embargo, la exposición también genera presión. Cuando una persona conocida lanza un proyecto, las expectativas son más altas y el margen de error es menor.
Cualquier fallo se amplifica, cualquier crítica se viraliza y cualquier incoherencia afecta a la marca personal. En estos casos, el marketing debe ser especialmente cuidadoso, porque no solo protege al negocio, sino también a la reputación del fundador.
Uno de los discursos más repetidos en el emprendimiento es que un buen producto “se vende solo”. Sin embargo, la realidad demuestra que sin visibilidad no hay oportunidad de demostrar calidad.
El marketing no maquilla productos mediocres; lo que hace es poner en contacto una solución con quien la necesita. La diferencia entre un proyecto que despega y uno que se queda estancado suele estar en la capacidad de comunicar y posicionarse.
No todos los emprendimientos compiten en igualdad de condiciones, y asumirlo no es excusa, es estrategia.
Por otro lado, desde fuera puede parecer que emprender con visibilidad es sencillo. Sin embargo, la exposición también genera presión. Cuando una persona conocida lanza un proyecto, las expectativas son más altas y el margen de error es menor.
Cualquier fallo se amplifica, cualquier crítica se viraliza y cualquier incoherencia afecta a la marca personal. En estos casos, el marketing debe ser especialmente cuidadoso, porque no solo protege al negocio, sino también a la reputación del fundador.
Cuando la visibilidad llega después (y lo cambia todo)
Muchos proyectos comienzan en silencio y, con el tiempo, alcanzan visibilidad. Este momento suele ser crítico, porque obliga a profesionalizar procesos, mensajes y estructura.
El marketing pasa de ser táctico a estratégico:
- Se redefine el posicionamiento
- Se ajusta el discurso
- Se cuida la experiencia de marca
Saber gestionar este punto de inflexión marca la diferencia entre escalar o estancarse.
Emprender un proyecto no es solo crear, es saber sostener
Hablar de emprendimiento sin hablar de visibilidad es quedarse a medias. El producto abre la puerta al crecimiento, pero la visibilidad decide si alguien se acerca a tocarla. La diferencia entre emprender siendo conocido o desconocido no define el talento ni el potencial, pero sí condiciona el camino, ya que una de las grandes diferencias entre ambos escenarios es la relación con el tiempo.
El emprendedor desconocido construye a largo plazo, mientras que el conocido suele crecer más rápido… al menos al principio. Aun así, en ambos casos, el marketing es la herramienta que permite avanzar con criterio.
El marketing no elimina las diferencias de partida, pero permite gestionarlas con inteligencia. Porque emprender hoy no es solo crear algo bueno, sino saber sostenerlo en el tiempo.

