El consumismo se ha convertido en una de las fuerzas más poderosas en nuestra sociedad actual. El branding de una marca nos influye tanto en cómo nos relacionamos con los productos que compramos, como en la forma en la que formamos nuestra identidad y a nuestro sentido de pertenencia. Las estrategias de marketing han evolucionado tanto que ya no se trata solo de vender un producto o servicio; ahora se trata de vender una idea, un estilo de vida y una promesa de nivel de vida.

El marketing actual ya no solo muestra lo bueno que es algo, sino que intenta acceder a nuestros sentimientos más escondidos. Ahí es donde entra el branding, que es lo que hace a la gente pagar más o comprar cosas que no necesita. A veces, el problema aparece cuando las marcas convencen a la gente de que comprar algo es como «invertir» en quiénes son.
El Branding como Herramienta Emocional
Una marca que funciona bien influye mucho en lo que la gente decide comprar. A veces, la marca es lo que hace diferente a dos productos prácticamente iguales. Los compradores suelen elegir marcas que conocen y en las que creen. Esta confianza se gana con el tiempo si la marca siempre ofrece cosas buenas, se comunica bien y hace que la gente se sienta bien.
El Efecto Nielsen en las Decisiones de Compra
Una investigación de Nielsen encontró que el 59% de la gente elige cosas de marcas que les suenan, sobre todo si se portan bien y escuchas a los demás hablar bien de ella. Esto influye en las ventas, ya que las marcas que se preocupan por ser ellas mismas y ser vistas así, tienen más probabilidad de ser elegidas, aunque no sean las más baratas.
Así, no es raro que algunos piensen que la marca les está manipulando, ya que crea una “necesidad inventada”.
Para un momento y respondete a esta pregunta:
¿Cuántas veces pagamos más de lo justo por algo igual a otro más barato, solo por sentirnos importantes o especiales?
La fidelidad de los clientes es como un imán para las ventas: si un cliente está feliz, regresa y hasta habla bien de la marca, trayendo más gente con cosas que le han gustado y consejos.
Un estudio de Harvard Business Review dice que si retienes un 5% más de clientes, las ganancias suben de 25% a 95%.
Esto muestra que una buena imagen no solo vende cosas ahora, sino que también ayuda a crecer por mucho tiempo.
Ventajas de un buen branding
- Ser diferente en el mercado
Un buen branding ayuda a ser especial ante los demás. Si dos cosas son casi iguales, la marca que se ve bien siempre gana el voto del cliente.
- Clientes que te aman y te siguen
Una marca conocida y de confianza tiene clientes que regresan. Además, hablan bien del producto. Esto puede hacer que la marca crezca sola.
- La gente cree que vale más
Un branding bien hecho hace que los productos o servicios parezcan mejores. Esto hace que los clientes quieran pagar más.
- Posicionamiento sentimental
Cuando llegas a los valores y sentimientos, las marcas pueden conectar mejor con los clientes. Esto hace que tu nombre sea más fuerte y dure más.
Apple
Apple, conocida por ser sencilla y crear cosas nuevas, ha convencido a muchas personas en todo el mundo para que paguen mucho dinero por productos que son parecidos a los de otros, pero con una forma de usar y un diseño que se ven como únicos.

Nike
Su famoso logo y la frase «Just Do It» van más allá de solo vender ropa para hacer deporte. Nike vende una forma de vivir que trata de mejorar y tener éxito. Esto les da la ventaja de pedir más dinero por sus cosas, aunque otras marcas sean parecidas.

Coca-Cola
No muchas marcas se han conectado tanto con la alegría, la familia y los amigos. Sus anuncios que dan emociones y a mucha gente le gusta Coca-Cola por ser conocida y tradicional, aunque hay otras opciones más económicas.

Starbucks
Starbucks no solo ofrece café, sino la sensación de beberlo en un sitio bueno, con atención especial y tu nombre en el vaso. Sus locales son como un «tercer sitio» después de tu casa y trabajo, por eso sus precios son más altos que los de otros lugares.

La vida diaria, con su ritmo acelerado y tareas, nos empuja a tomar lo más rápido y conocido en vez de pensar en otras cosas. Por ser fácil o porque nos da pereza, vamos a lo que ya sabemos, lo que «nos suena» o da la calma de que no vamos a equivocarnos. Así, pagamos más por cosas que son como otras más baratas, pero la experiencia y calma que dan las marcas, para nosotros, hacen válido el gasto extra.
Es en este lugar de sentimientos, donde lo fácil y la marca se juntan, que el consumo crece y las marcas son casi necesarias para mucha gente.
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