Todo el mundo conoce Youtube como esa página web donde podemos encontrar cualquier vídeo que busquemos; pero los habituales de la red social, saben de la existencia de los youtubers y siguen los vídeos concretos de estos usuarios día a día.
Los youtubers pueden ser de muchas clases, dedicándose a diferentes tipos de canales y subiendo contenido variado o centrado en un tema, pero todos tienen algo en común: cuando consiguen una cantidad sustancial de suscriptores, les llega la fama y se les echa encima.
Desde siempre han sido “usados” como referencia por gran cantidad de gente, por lo que las compañías suelen aprovecharse de eso para contar con ellos como “influencers”; este término recoge a aquellas personas, sean a o no personajes muy públicos que son capaces de influir con sus opiniones sobre otros, debido a determinados factores. En el caso de los youtubers, resultan unos grandes “influencers” con aquellas personas que les siguen.
No es la primera vez que el mundo empresarial sabe aprovechar la popularidad de un personaje público o semi-público para anunciar sus productos mediante “influencers”, porque basta con regalarle al mismo el producto en cuestión y esperar que hable de él de forma pública, tal y como lo hacen los youtubers en sus vídeos.
Pero, en los últimos tiempos, no sólo las compañías regulares han optado por venderse de esta forma, sino que en busca del puro beneficio, incluso las editoriales de libros han hecho propuestas a los youtubers con el fin de conseguir un récord de ventas.
Según algún que otro youtuber, dichas editoriales ponen las propuestas sobre la mesa incluyendo la posibilidad de que el libro lo escriba una persona ajena y el “influencer” sólo deba firmarlo; en otras ocasiones, los libros son de una calidad nefasta.
Obviamente, no en todos los casos los libros cumplen con los dos anteriores casos y son de una calidad mínima; pero esto puede hacer a muchos plantearse si el fin último de las editoriales es compartir cultura u obtener beneficios a cualquier precio.